SANTIAGO,
El miércoles 3 de enero, la Diócesis de San Bernardo dio inicio al primer Curso Internacional de Actualización Teológica, que se prolongará hasta el 11 de enero en el seminario mayor San Pedro Apóstol.
Según los organizadores, el evento, que se realiza en conjunto con la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCR), "se inscribe en la necesidad de procurar una adecuada formación permanente destinada a hacer crecer en el sacerdote la conciencia de su participación en la misión salvífica de la Iglesia".
Además, está dirigido a sacerdotes diocesanos y religiosos de las diócesis de Chile y del extranjero que quieran profundizar en los temas actuales de la teología, con especial énfasis en la Teología moral y en los desafíos que ella enfrenta a comienzos del siglo XXI.
El curso tiene una duración de 43 horas cronológicas. Se divide en tres temáticas de actualidad teológica. La primera se refiere a las cuestiones actuales de la teología moral, la segunda a los desafíos de la teología y la tercera a diversos temas y problemáticas derivados de la teología y cultura actual.
La primera conferencia temática estuvo a cargo del Cardenal Jorge Medina Estévez, en su intervención abordo el tema "Consideraciones sobre la esencia de la Liturgia en la Iglesia".
En su introducción al tema de la liturgia señaló que: "No son pocos los documentos del magisterio de la Iglesia que han abordado, desde diversos aspectos, el tema de la sagrada Liturgia en la vida eclesial. Todos son importantes y merecen atención, pero dentro de los límites de esta exposición, me parece justificado concentrar nuestra atención en uno de ellos: la Constitución del Concilio ecuménico Vaticano II sobre la Sagrada Liturgia que comienza con las palabras "Sacrosanctum Concilium". Profundamente convencido acerca de la centralidad y prioridad de la dimensión litúrgica en la vida católica, los invito a escuchar unos pocos textos de la Constitución sobre la sagrada Liturgia, recordando, sin embargo, que todo el capítulo primero de ese documento conciliar contiene una riquísima doctrina sobre el profundo sentido del culto católico, doctrina que, a su vez, constituye el fundamento sólido para el ejercicio concreto de la liturgia".