VATICANO,
La Santa Sede hizo pública hoy la nueva encíclica del Papa Benedicto XVI "Spe Salvi", (Salvados por la Esperanza) en la que el Pontífice explica el papel de la virtud de la esperanza en el mundo contemporáneo y la urgencia de que los cristianos recuperen para sí y el mundo su verdadero sentido.
En el documento de 75 páginas dado a conocer este viernes en Roma durante una conferencia de prensa, el Pontífice señala que "el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino".
En la encíclica, enriquecida con numerosas citas y meditaciones bíblicas, además de ejemplos y citas tomados de la vida de santos y Padres de la Iglesia, el Pontífice señala que a partir del anuncio del Evangelio por Jesucristo, "la puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva". "Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza", agrega.
Más adelante, al referirse al concepto de esperanza basada en la fe en el Nuevo Testamento, la encíclica recuerda que "el cristianismo no traía un mensaje socio-revolucionario como el de Espartaco que, con luchas cruentas, fracasó". "Lo que Jesús había traído, habiendo muerto Él mismo en la cruz, era algo totalmente diverso: el encuentro con el Señor de todos los señores, el encuentro con el Dios vivo y, así, el encuentro con una esperanza más fuerte que los sufrimientos de la esclavitud, y que por ello transforma desde dentro la vida y el mundo".
"No son –explica el Santo Padre– los elementos del cosmos, la leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna el mundo y el hombre, sino que es un Dios personal quien gobierna las estrellas, es decir, el universo; la última instancia no son las leyes de la materia y de la evolución, sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona. Y si conocemos a esta Persona, y ella a nosotros, entonces el inexorable poder de los elementos materiales ya no es la última instancia; ya no somos esclavos del universo y de sus leyes, ahora somos libres".
En efecto, Jesús "nos dice quién es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre. Él nos indica el camino y este camino es la verdad", explica el Papa.