RIO DE JANEIRO,
Un reconocido analista anticipó que el Gobierno brasileño no detendrá su campaña para legalizar el aborto en el país, a pesar que las cifras de una reciente encuesta nacional revelaron la abrumadora oposición del pueblo a esta práctica.
Carlos Alberto Di Franco, experto en ética, comunicaciones y estrategia de medios, recordó los resultados de la última encuesta de la empresa Datafolha, según la cual solo el 3 por ciento de la población de Brasil considera que el aborto es un acto "moralmente aceptable" y un abrumador 87 por ciento lo reprueba totalmente.
"El resultado del sondeo es una ducha de agua fría para la estrategia pro-aborto del Ministro (de Salud) Temporão y confirma una tendencia marcada en sondeos anteriores. Las campañas del gobierno no resultan para el Brasil real", indicó Di Franco.
Sin embargo, consideró que "la legalización del aborto, independientemente de los eufemismos de algunos y de la ambigüedad del presidente da República, es prioridad del gobierno de Lula. La opinión pública asiste atónita a una articulada campaña que pretende imponer contra la voluntad expresa de la sociedad y en nombre de la ‘democracia’ la eliminación del primer derecho humano fundamental: el derecho a la vida".
"La legalización del aborto es el primer eslabón de la inmensa cadena de la cultura de la muerte. Después de la implantación del aborto descendente (la eliminación del feto), vendrán innumerables manifestaciones de aborto ascendente (supresión de la vida del doliente) -la eutanasia ya está siendo incorporada al sistema legal de algunos países- del enfermo y, quién sabe, de todos los que constituyen las clases pasivas e indeseadas de la sociedad", agregó.
En este sentido, precisó que "el brasileño está contra el aborto. No se trata apenas de una opinión, sino de un hecho medido en un sondeo de opinión. Por eso el gobierno debe avanzar con cuidado. La legalización del aborto sería, hoy y ahora, una acción nítidamente antidemocrática. Además, existe una cuestión de principios. La democracia es el régimen que más genuinamente respeta la dignidad de la persona humana".