VATICANO,
El Papa Benedicto XVI regresó esta mañana definitivamente al palacio apostólico Vaticano y en su habitual Audiencia General de los miércoles recordó que "Dios es eterno, nació de una mujer y permanece con nosotros todos los días. Vivimos con esta confianza y en ella encontramos el camino de nuestra vida".
Ante unas 40 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre dedicó su catequesis semanal a San Cirilo de Alejandría (373 c.a.- 444).
"Cirilo nos enseña sobre todo -dijo Benedicto XVI- que la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte. De Jesucristo, Verbo de Dios encarnado, San Cirilo fue un incansable y firme testigo, subrayando sobre todo su unidad: Uno sólo es el Hijo, uno sólo el Señor Jesucristo, tanto antes como después de la encarnación. Nosotros creemos que Aquel que existía antes de los tiempos, nació según la carne de una mujer y según sus promesas, estará siempre con nosotros".
El Papa explicó que Cirilo, conocido en la Iglesia antigua como "custodio de la exactitud, es decir de la verdadera fe", quiso demostrar siempre "la continuidad de la teología propia con la tradición de la Iglesia como garante de la continuidad con los apóstoles y con Cristo mismo".
Elegido obispo de Alejandría en 412, gobernó durante treinta años esa sede y combatió la predicación de Nestorio, obispo de Constantinopla, que separando en Cristo la naturaleza humana de la divina llamaba a María "Madre de Cristo" y no "Madre de Dios".
Según la cristología antioquena de Nestorio, "para salvaguardar la importancia de la humanidad de Cristo se acababa por afirmar la división de la divinidad y así ya no era verdadera la unión entre Dios y hombre en Cristo".