SANTIAGO,
Pocos días antes de la entrada en vigor del Motu Proprio “Summorum Pontificum” del Papa Benedicto XVI que concede el indulto universal al ritual aprobado por el Beato Juan XXIII en 1962 como "forma extraordinaria" de celebrar la liturgia en el Rito Latino, el Obispo de San Bernardo (Chile), Mons. Juan Ignacio González Errázuriz, ha señalado que uno de los objetivos más importantes de la iniciativa pontificia sería la promoción de la unidad de los católicos chinos, más que “poner fin al cisma del Arzobispo Lefebvre y sus seguidores”.
En un artículo titulado “Mucho más que la Misa en Latín”, el Prelado explica el “sentido profundo” de esta “trascendente” determinación para la vida de la Iglesia; la dinámica de “continuidad y cambio” presente en ella; los abusos litúrgicos que han “ensombrecido el rostro de la Iglesia”; la necesidad de una seria revisión por parte de los que propugnan el “creacionismo litúrgico”; y las actitudes a tomar y evitar.
Tras subrayar la plena validez a partir del próximo 14 de septiembre de las dos formas de celebrar la liturgia –la ordinaria, la de la reforma surgida en el Vaticano II, y la extraordinaria, contenida esencialmente en el Misal Romano aprobado por Juan XXIII en 1962–, Mons. González Errázuriz aclara que Benedicto XVI “no ha pedido que se vuelva al antiguo rito ni tampoco que se celebre la Misa en Latín” y que menos aún “ha solicitado o aconsejado dejar el rito actual para usar los libros antiguos”.
Explicando la decisión pontificia, indica que “nunca en la historia bimilenaria de la Iglesia ha ocurrido que una forma más moderna de celebrar la liturgia deje a la anterior inmediatamente fuera de uso, por una especie de derogación tácita”.
El Obispo de San Bernardo, en su comentario, desestima las opiniones que sostienen que esta decisión significaría la anulación de la reforma promovida por el último Concilio. Sin embargo, precisa también, que “son erradas las (opiniones) que simplemente expresan que todo debe seguir igual”.
"Continuidad y cambio" y abusos litúrgicos