VIENA,
El Papa Benedicto XVI defendió tenazmente el derecho a la vida de todas las personas, especialmente de los no nacidos, y subrayó que “el aborto, en consecuencia, no puede ser un derecho humano, es totalmente opuesto. Es una ‘gran herida en la sociedad’”.
En el discurso que ofreció al cuerpo diplomático en el Palacio de Hofburg en Viena, el Papa recordó que “fue en Europa en donde la noción de derechos humanos fue formulada por primera vez” y destacó que “el derecho humano fundamental, el antecedente de cualquier otro derecho, es el derecho a la vida misma. Esto es verdad desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”.
Benedicto XVI indicó que esto no expresa “específicamente una preocupación eclesial. En vez de ello, estamos actuando como abogados por una profunda necesidad humana, hablando por los niños no nacidos que no tienen voz. No cierro los ojos a las dificultades y conflictos que muchas mujeres experimentan, y me doy cuenta que la credibilidad de lo que decimos también depende de lo que la Iglesia haga para ayudar para ayudar a las mujeres con problemas”.
“Llamo, entonces, a los líderes políticos a no permitir que los niños sean considerados como una especie de enfermedad, ni abolir en la práctica de vuestros sistemas legales que el aborto está mal”, exhortó el Papa.
Seguidamente el Papa exhortó a los presentes a que “¡alienten a los matrimonios jóvenes a establecer familias y convertirse en madres y padres! No solo los asistirán sino que se beneficiarán como sociedad entera”.
“También apoyamos decididamente sus esfuerzos políticos para favorecer las condiciones que permitan a las parejas jóvenes criar a sus hijos. Pero todo esto no tendría sentido, a menos que se pueda tener éxito para crear una vez más en nuestros países un clima de alegría y confianza en la vida, un clima en el que los niños no sean vistos como una carga, sino como un don por encima de todo”, agregó.