LORETO,
El Papa Benedicto XVI se encontrò esta tarde con más 500 mil jòvenes italianos en la localidad de Loreto. En su discurso los alentó a no tener miedo de entregarse a Cristo, el único que puede saciar auténticamente los anhelos más profundos del ser humano.
Tras arrivar en helicóptero a la ciudad de Loreto, Italia, y después de haber saludado a las respectivas autoridades civiles y eclesiales, el Santo Padre se reunió con los jóvenes llegados de todas partes del país. “¡Constituyen la esperanza de la Iglesia en Italia!”, fueron las palabras con las cuales el Pontífice inició su discurso y manifestó su alegría por “encontrarlos en este lugar tan singular, en esta noche especial, rica en oraciones, cantos, silencios, llena de esperanzas y de profundas emociones”.
Seguidamente recordó a los presentes que el motivo de su presencia se debe en última instancia “al Espíritu Santo: Os ha guiado hasta aquí; habeís venido con vuestras dudas y vuestras certezas, con vuestras alegrías y vuestras preocupaciones. Ahora os toca abrir el corazón y ofrecerlo todo a Jesús”.
“Lamentablemente hoy en día, para muchos jóvenes una existencia plena y feliz es vista como un sueño difícil y hasta irrealizable", continuó el Papa. "Muchos de vuestros coetáneos miran el futuro con aprensión y se hacen no pocas preguntas. Preocupados se cuestionan: ¿Cómo insertarse en una sociedad marcada por numerosas y graves injusticias y sufrimientos? ¿Cómo reaccionar frente al egoísmo y a la violencia que parecen prevalecer? ¿Cómo dar un sentido pleno a la vida?”, prosiguió.
Ante tales incógnitas, la respuesta del Papa fue directa y concreta: “Con amor y convicción os repito, jóvenes aquí presentes, y por medio de vosotros, a vuestros coetáneos del mundo entero: ¡No tengaís miedo, Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas de vuestro corazón! Nada ni nadie podrá jamás separarnos del amor de Dios”.
“Cristo confía en vosotros y desea que podaís realizar vuestro más elevado y noble sueño de la auténtica felicidad”, agregó, al tiempo que dirigía la mirada hacia María, quien “dispuesta a realizar la volutar divina pronunció su ‘hágase”, que cambió su vida y la historia de la entera humanidad. María conoce vuestras aspiraciones más nobles y profundas. Conoce sobre todo vuestro gran deseo de amor, vuestro deseo de amar y de ser amados”.