MADRID,
El Arzobispo de Valladolid, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, aclaró que la intención del Papa Benedicto XVI al liberalizar la Misa en latín no es regresar al pasado, como pregonan muchos medios, sino impulsar "la unidad entre los católicos sobre todo a la hora de celebrar, y reconciliar a la Iglesia con su pasado litúrgico, anterior al Concilio (Vaticano II)".
"Aunque lo han repetido tantas veces los medios, no es que el Papa haya decidido que se vuelva a celebrar en latín. Afirmar eso, además de ignorancia, es una frivolidad. Siempre se ha podido celebrar en latín, también después del Concilio Vaticano II, y en latín están escritos los libros litúrgicos de la reforma conciliar, traducidos después a las distintas lenguas", afirmó el Prelado al referirse al Motu Proprio Summorum Pontificum.
En ese sentido, Mons. Rodríguez Plaza advirtió que con su carta apostólica el Papa no desacredita al Concilio Vaticano II, dando la razón, entre otros, a los lefebvristas, pues sabe que las diferencias con ellos "no son solamente litúrgicas; él (Benedicto XVI) tiende la mano, pero no transige con sus convicciones profundas".
En su carta pastoral "Una decisión personal del Papa", el Arzobispo señaló que el Pontífice "ha reafirmado la autoridad del Vaticano II y reiterado lo bien fundada que está la reforma litúrgica".
"En el texto del Motu Proprio está claramente indicada que la celebración siguiendo el Misal de 1970 es la forma ‘ordinaria’ de la nuestra Liturgia. La celebración siguiendo la edición del Misal de 1962, hecha por Juan XXIII, es la ‘forma extraordinaria’, aunque sea querida por un determinado número de católicos", afirmó e indicó que no son dos ritos distintos sino el mismo celebrado de dos formas diferentes. "No es, pues -advirtió-, cuestión de un ‘retorno al latín’; en la práctica, para la gran mayoría de católicos, no cambiará nada".
La carta completa de Mons. Rodríguez Plaza se encuentra en el sitio web http://www.archivalladolid.org/ en la sección "documentos".