ROMA,
El Papa Benedicto XVI, que se encuentra de vacaciones en los Alpes italianos, mostró “una grandísima alegría” al enterarse de la noticia de la liberación, ayer por la noche, del sacerdote italiano Giancarlo Bossi, secuestrado el pasado 10 de junio en Filipinas por un grupo radical islámico.
La liberación de Bossi, tras 39 días de cautiverio, se produjo en el pueblo de Karumatan, en la provincia de Lanao del Norte, el día del cumpleaños de la madre del sacerdote. Fue anunciada en Italia por el Primer Ministro, Romano Prodi.
Inmediatamente después de conocer la noticia, el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, dijo que el Santo Padre, que nada más llegar a Lorenzago de Cadore, el pasado 9 de julio, aseguró que estaba rezando todos los días por el religioso, mostró "una grandísima alegría".
Bossi, de 57 años, del Pontificio Instituto de Misiones en el Extranjero (PIME), fue capturado por una docena de hombres armados en la provincia de Zamboanga Sibugay, en la isla de Mindanao.
El sacerdote, que pese a haber perdido unos cinco kilos durante el secuestro se encuentra en buen estado de salud, declaró que los secuestradores se identificaron como miembros del grupo radical islámico Abu Sayyaf. Sin embargo, hoy la policía de Filipinas ha indicado que pertenecen a un grupo escindido del Frente Moro de Liberación Islámica, la principal guerrilla separatista de Filipinas.
"Parece que nuestras oraciones han sido escuchadas. Ahora esperemos que el Padre Bossi reanude su actividad misionera con serenidad y que no haya más secuestros u otros episodios de violencia en la región", dijo el portavoz vaticano.