MADRID,
El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, afirmó que los problemas que aquejan a Europa, como la baja demografía, tendrán solución si se retorna a las raíces cristianas de la cultura europea que la convirtieron en "un punto de referencia luminoso".
Durante su alocución en la cadena COPE, el Purpurado recordó su ponencia "Europa cristiana, herencia e identidad", dada recientemente en la Catedral de Ratisbona (Alemania), en la que al referirse a Europa "desde el presente y desde las perspectivas de futuro", afirmó que sus graves problemas o interrogantes no tendrán solución "si no se mira a esa memoria que nos lleva a un pasado de siglos, por no decir de milenios, de historia cristiana".
Aclaró que reconocer las raíces cristianas no implicaría la confesionalidad de las instituciones, e indicó la necesidad de tomar conciencia de los graves problemas europeos, como la demografía catastrófica que ha generado una sociedad avejentada, la ola migratoria que "nos están haciendo una sociedad compleja en donde el problema de la integración es evidente", así como la falta de criterios morales, espirituales y religiosos "con los que resolver ese problema".
El Purpurado dijo que en Europa hay una tendencia a olvidar "los valores centrales de una ética natural inspirada en el cristianismo", y otra -dentro del panorama cultural, intelectual y político- a reconocer nuevamente "que esos valores fundamentales" de la dignidad y derechos de la persona "vuelven a ser naturalmente concebidos como la forma de resolver los problemas".
"Y para eso hay que volver a las raíces, a las fuentes donde han nacido todas esas grandes ideas y esos grandes valores, donde han ido a lo largo de toda la historia de Europa, incluso a través del siglo XVIII, un siglo muy racionalista, y han llegado hasta hoy mismo, hasta este umbral del siglo XXI", afirmó el Arzobispo de Madrid, quien reafirmó la necesidad de retornar al diálogo de la fe con la razón.
Por el camino del retorno a las raíces cristianas, reafirmó, "sí hay presente y futuro para Europa. Por otras vías distintas a esta o, lo que sería peor, opuestas a ésta, los caminos serían muy difíciles de encontrar y el futuro sería no precisamente rosado".