VATICANO,
El Director de la Sala Stampa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, afirmó que la Carta del Papa Benedicto XVI a los católicos en China "está animada por dos grandes amores: el que tiene por China y el que tiene por la Iglesia Católica".
Tras afirmar que la misiva "tiene una perspectiva muy positiva y llena de esperanza hacia el crecimiento de una Iglesia que sea plenamente china y plenamente católica", el sacerdote jesuita explicó que el Papa espera que la Iglesia en ese país asiático se inserte "vital y constructivamente" en la "vida de su pueblo y su cultura", que sea "sólida y capaz de llevar la riqueza espiritual del Evangelio y el testimonio de la fe. La Iglesia quiere y puede ser verdaderamente china".
Luego de recordar que el texto "está lleno de afecto y gratitud por el fiel testimonio de tantos católicos chinos, y al mismo tiempo lleno de teología de la Iglesia", el P. Lombardi indicó que es "un discurso esencialmente religioso y pastoral, dirigido a los miembros de la Iglesia Católica en China, que no quiere adentrarse en problemas políticos o diplomáticos".
"El Papa no busca enfrentarse a nadie. No pronuncia acusaciones de ningún tipo, dentro o fuera de la Iglesia, conserva siempre un tono sereno y lleno de respeto, incluso cuando debe referirse a las limitaciones de la libertad, a las posiciones inaceptables, a las tensiones internas de la Iglesia", explicó.
"La exhortación a la unión, a la reconciliación, al perdón recíproco es uno de los mensajes más intensos, que se mantienen en todo el documento", precisó.
El Director de la Sala Stampa de la Santa Sede dijo también que "la clara exposición de la naturaleza característica de la comunidad eclesial y del rol de los obispos conduce necesariamente (al Papa) a tocar el punto crítico del nombramiento de estos y la acción de los organismos estatales que plantean en su actuar con la Iglesia principios irreconciliables con la visión católica, como aquel de la ‘independencia, autonomía y autogestión’".