MADRID,
La asociación internacional de fieles, Franciscanos de María, recibió recientemente la aprobación pontificia dados los frutos que “ha producido en la vida de numerosos fieles cristianos, convirtiéndose en un auténtico camino y escuela de santidad y apostolado”.
Así lo afirmó el decreto que reconoce a dicha asociación y que fue leído en una ceremonia realizada en el Vaticano presidida por el Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Mons. Stanislaw Rylko, quien afirmó que de esta manera se cumple con la tarea de promover en la Iglesia “la participación activa y responsable de los fieles laicos en asociaciones, misión que le ha sido confiada por el Romano Pontífice”.
Los Franciscanos de María nacieron hace 19 años en Madrid (España), a iniciativa de un grupo de jóvenes deseosos de vivir una experiencia de espiritualidad marcada por la figura de San Francisco de Asís y de la Virgen María. Fundado por el sacerdote Santiago Martín, el movimiento cuenta con más de diez mil miembros laicos, además de numerosos sacerdotes y seminaristas.
Según el diario español La Razón, “aquellos primeros jóvenes sintieron además la necesidad de hacerse voluntarios para estar al servicio de los pobres. Así, en poco tiempo se fueron formando nuevos grupos de laicos que adquirieron el nombre de ‘escuelas de agradecimiento’”, con el fin de estar en “permanente actitud de agradecimiento a Dios”.
En ese sentido, indicó que los Franciscanos de María pretenden vivir y difundir esta “‘espiritualidad del agradecimiento’ no sólo a los necesitados, sino incluso a aquellos catequistas y evangelizadores que ‘están desorientados, faltos de motivaciones espirituales y son víctimas del secularismo’”.
El hombre, indican desde la asociación, “ya no tiende a hacer las obras buenas que desea llevar a cabo por motivos religiosos o trascendentes, sino sólo por sentimientos humanos o humanitarios. La misión de esta asociación será ayudar al creyente a descubrir que en el prójimo necesitado -incluido el que necesita una fe que no tiene o en la que no está bien formado- hay una presencia de Cristo”.