VATICANO,
Tras la Audiencia en la que el Papa Benedicto XVI recibió al Arzobispo de Nueva Justiniana y de Chipre, su Beatitud Chrysostomos II, ambos procedieron a la firma de una declaración común, en la cual, tocando algunos de los desafíos fundamentales del mundo de hoy, reafirman el compromiso porque católicos y ortodoxos de Chipre puedan dar testimonio que Cristo es el Señor.
“Queremos declarar en común acuerdo nuestra sincera y firma disposición, en obediencia a la voluntad de Nuestro Señor Jesucristo, en intensificar la búsqueda de la plena unidad entre todos los cristianos”, se lee al inicio de la Declaración.
Asimismo ambos manifestaron el deseo que “fieles católicos y ortodoxos de Chipre vivan fraternalmente y en la plena solidariedad fundada den la común fe en Cristo resucitado”.
En el punto número 4 se lee una exhortación a los gobernantes de las naciones para que “se esfuercen en que los derechos humanos sean defendidos siempre: el respeto del hombre, imagen de Dios, es, en efecto, para todos un deber fundamental”.
“No respetar el derecho a la libertad religiosa constituye una gravísima ofensa a la dignidad del hombre, que es golpeado en lo íntimo del corazón, donde habita Dios”.
Ante el crecimiento y desarrollo de la Unión Europea, la declaración enfatiza la necesidad de “vivificar las raíces cristianas de Europa, que han hecho grande tal civilización durante los siglos, y reconocer que la tradición cristiana occidental y la oriental tienen una tarea común importante”, pues “la Unión Europea necesita sólidas bases culturales, referencia éticas y apertura a la dimensión religiosa”.