MONTREAL,
El joven piloto polaco de fórmula 1, Robert Kubika, resultó prácticamente ileso de un terrible accidente cuando corría la vuelta 26 del Gran Premio de Canadá. Mientras se recupera de sus leves heridas, ha confesado a sus amigos más cercanos estar convencido de que Juan Pablo II lo ayudó.
Kubika, de 22 años de edad, lleva en su casco grabado el nombre del fallecido Pontífice y siempre se ha confesado su seguidor.
Ante el asombro de los comentaristas, su aparatoso accidente terminó con un fuerte golpe en la cabeza y otro en la clavícula derecha. Para algunos medios, como Super Express de Polonia, "es un milagro que Robert viva".
"Cuando vi por televisión que lo único que había quedado del coche era el habitáculo, pensé: 'Se ha muerto, seguro'", señaló el médico Ronald Denis, que lo atendió en el hospital. "Nos ha contado cada una de sus vueltas y en ningún momento nos pidió el nombre del ganador", añadió el médico del circuito canadiense. "Solo puedo decir que ha sido un milagro", comentó el ferrarista Felipe Massa.
Al salir del hospital, Kubica se limitó a decir que se encontraba "en buena forma" y que espera que los médicos le permitan correr el domingo en Indianápolis (EEUU).
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