VATICANO,
A las 19:00 (hora local), el Papa Benedicto XVI celebró la Santa Misa en el atrio de la Basílica de San Juan de Letrán con ocasión de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, y en su homilía destacó que la Eucaristía es el alimento del cristiano en medio del “desierto” árido a causa de los sistemas ideológicos.
“Es una certeza para nosotros cristianos: el pan se transforma en carne, se hace sangre el vino”, con estas palabras el Santo Padre inició su homilía recordando que “el día de hoy reafirmamos nuestra fe en la Eucaristía, el Misterio que constituye el corazón de la Iglesia”.
Al definir la Eucaristía, citó la Exhortación post Sinodal, Sacramentum Caritatis, diciendo: “es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre… en el Sacramento eucarístico continúa amándonos ‘hasta el final’, hasta donar su cuerpo y su sangre”.
El Pontífice explicó como la fiesta de hoy retoma el misterio del Jueves Santo, pues “el don de la Eucaristía lo recibieron los Apóstoles del Señor en la intimidad de la Última Cena, y era destinado a todos, al mundo entero. Es este el motivo por el cual es proclamado y expuesto abiertamente, para que cada uno pueda encontrarse con ‘Jesús que pasa’, para que cada uno recibiéndolo, pueda ser curado y renovado por la fuerza de su amor”.
Benedicto XVI destacó que “justamente porque se trata de una realidad misteriosa que sobrepasa nuestra comprensión, no debemos maravillarnos si también hoy muchos encuentran dificultades en el aceptar la presencia real de Cristo en la Eucaristía”.
“Entonces, como hoy, la Eucaristía sigue siendo ‘signo de contradicción’ y no puede no serlo, pues Dios que se hace carne y se sacrifica a sí mismo por la vida del mundo pone en crisis la sabiduría de los hombres”, agregó el Papa.