VATICANO,
Al recibir las cartas credenciales de los nuevos embajadores de Pakistán, Islandia, Estonia, Burundi y Sudán, el Papa Benedicto XVI señaló que las religiones no pueden ser causa de discriminación ni excusa para justificar la violencia.
En el discurso común dirigido a los diplomáticos, el Pontífice señaló que “en el mundo actual es más importante que nunca afirmar los lazos que unen a los países, con una atención especial hacia las naciones más pobres”.
No es posible utilizar impunemente las riquezas de los países más pobres, sin que estos puedan participar del crecimiento mundial”, agregó el Papa; y destacó que “las autoridades de todos los países tienen el deber de trabajar juntas para una mejor distribución de las riquezas y de los bienes del planeta. Una colaboración en este sentido tendrá también repercusiones sobre la solidaridad, la paz y la vida fraterna en los países y entre los países”.
Refiriéndose al papel de las religiones, el Santo Padre puso de relieve el “deber que tienen de formar a sus miembros en un espíritu de relaciones fraternas entre todos los habitantes de un mismo país, con una atención respetuosa hacia todos los hombres”.
“Nadie puede ser objeto de discriminación o ser relegado a los márgenes de la sociedad por sus convicciones y su práctica religiosa, que son los elementos fundamentales de la libertad de las personas”, agregó.
“Una religión auténtica no puede ser fuente de división o de violencia entre las personas y entre las comunidades humanas. Al contrario, es el fundamento de la conciencia de que toda persona es un hermano que hay que proteger y ayudar en su crecimiento”, concluyó el Pontífice, que luego entregó un discurso a cada uno de los embajadores, relativo a la situación del país.