GUARATINGUETÁ,
En un emotivo encuentro cargado de intensas participaciones de distintos jóvenes que se recuperan de su adicción a las drogas, el Papa Benedicto XVI destacó que “no basta curar el cuerpo, es necesario adornar el alma con los más preciosos dones divinos conquistados a través del Bautismo”, en su mensaje a los miembros del centro de rehabilitación para tóxico dependientes Hacienda de la Esperanza en Guarantinguetá, a 30 kilómetros de Aparecida.
En medio de fervorosas oraciones y alegres cantos, en un ambiente de especial alegría por la presencia del Papa, Benedicto XVI indicó que "lo que confirma la validez del trabajo”, del mencionado lugar, “son las conversiones, el reencuentro con Dios y la participación activa en la vida de la Iglesia”.
“Vamos a agradecer a Dios por haber querido colocar tantas almas en el camino de una esperanza renovada, con el auxilio de Sacramento del perdón y de la celebración de la Eucaristía”, expresó.
El Santo Padre señaló que “la Iglesia de hoy debe reavivar en sí misma la conciencia de la tarea de reproponer al mundo la voz de Aquél que dijo: 'Soy la luz del mundo. Quien me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'”.
Al recordar el pasaje del Apocalipsis en el que el Señor afirma que “si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos, yo con él y él conmigo”, el Santo Padre precisó que Dios hizo eso “con ustedes, Él lo hizo a través de una persona amiga o de un sacerdote o, posiblemente, propició una serie de coincidencias para decir que son objeto de predilección divina”.
“Mediante la institución que los alberga –prosiguió en medio de los aplausos y vivas de los presentes– el Señor proporcionó esta experiencia de recuperación física y espiritual de vital importancia para ustedes y sus familiares. Además, la sociedad espera que sepan divulgar éste bien precioso de la salud entre los amigos y miembros de toda la comunidad”.