ROMA,
El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, celebró ayer por la tarde en la capilla del Coro en la Basílica de San Pedro la Misa de exequias por quien fuera Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), el Arzobispo Luis Robles Días, convocado repentinamente a la Casa del Padre el último sábado.
La homilía fue dirigida por el Prefecto de la Congregación para los Obispos y de la CAL, el Cardenal Giovanni Battista Re, quien recordó al Arzobispo de origen mexicano como un hombre que vio en la muerte el paso para el encuentro supremo con Dios Amor.
En su intervención, el Purpurado recordó algunos hitos de la vida de Mons. Robles. "Fue ordenado a los 25 años y como tenía grandes dotes, su obispo lo envió a estudiar a Roma, donde entró al servicio de la Santa Sede. En 1977 fue destinado a colaborar en la Nunciatura Apostólica de Honduras; tres años después fue transferido a Sudáfrica y de ahí a la nunciatura en Sri Lanka. Regresó a América Latina como Consejero en la nunciatura de Ecuador y luego en la de Bogotá".
"En 1985 -continuó el Cardenal Re- el Santo Padre lo elevó al Episcopado nombrándolo Nuncio Apostólico en Sudán. Luego fue Nuncio en Uganda, donde pudo acoger al Papa Juan Pablo II en uno de sus viajes. Luego fue Nuncio en Cuba. Finalmente, hace tres años y medio, fue llamado a Roma como Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina".
El Prefecto de la Congregación para los Obispos destacó que la muerte "para Mons. Robles era sobre todo un encuentro, el encuentro supremo y definitivo, el encuentro con Dios, con Dios para que ama, que nos perdona porque nos ama, que respeta nuestra libertad y regresa una y otra vez a buscarnos por amor".
Sobre Mons. Robles agregó que "en todos los lugares donde estuvo siempre fue querido, estimado y amado, sobre todo porque tenía un corazón lleno de bondad con todos, un estilo de vida muy simple y humilde, siempre disponible. Amaba ocuparse del diálogo con las personas, del bien de las almas, de su salvación".