VATICANO,
El Papa Benedicto XVI invitó a los católicos este Domingo de Resurrección a imitar la fe de Tomás, primero incrédulo y luego creyente, y pronunciar el “Señor mío y Dios mío” ante las tragedias del mundo de hoy que ponen a prueba la fe del creyente, pero que exigen también un testimonio de la victoria del Resucitado.
En el momento más intenso de la homilía pronunciada durante la Misa del Domingo de Resurrección, celebrada en el atrio de la Basílica Vaticana a las 10:30 a.m. –hora de Roma- el Santo Padre se preguntó: “¿El dolor, el mal, las injusticias, la muerte, especialmente cuando afectan a los inocentes - por ejemplo, los niños víctimas de la guerra y del terrorismo, de las enfermedades y del hambre-, ¿no someten quizás nuestra fe a dura prueba?”.
“La humanidad actual –siguió el Pontífice- espera de los cristianos un testimonio renovado de la resurrección de Cristo”; y por eso propuso al Apóstol Tomás como un modelo para los cristianos de hoy.
En efecto, el Papa señaló que si en este Apóstol que pidió meter su mano en el costado de Cristo para creer “podemos encontrar las dudas y las incertidumbres de muchos cristianos de hoy, los miedos y las desilusiones de innumerables contemporáneos nuestros, con él podemos redescubrir también con renovada convicción la fe en Cristo muerto y resucitado por nosotros”.
Concluida la Santa Misa, el Santo Padre se dirigió a la logia principal de la Basílica Vaticana desde donde pronunció e impartió el mensaje y bendicón "Urbi et Orbi" y envió sus saludos pascuales en 62 lenguas.
La siguiente es la homilía completa del Santo Padre: