VATICANO,
Durante la Misa Crismal que conmemora la instauración del Orden Sacerdotal celebrada esta mañana en la Basílica Vaticana, el Papa Benedicto XVI explicó la misión del sacerdote a partir de una catequesis sobre los ornamentos litúrgicos.
Durante la solemne y emotiva Misa en la que participaron cardenales, arzobispos, obispos y presbíteros presentes en Roma; se renovaron las promesas sacerdotales y se bendijeron los santos óleos.
El Papa comenzó su extensa homilía recordando al autor ruso Leone Tolstoi, quien narra en un cuento cómo un pobre pastor ruso enseñó a un rey quién era Dios proponiéndole un cambio de vestidos y ejemplificar así cómo Jesús, siendo Dios, se despojó de su potestad para hacerse hombre.
“Es esto lo que sucede en el bautismo: nosotros nos revestimos de Cristo, Él nos entrega sus vestidos pero éstos no son una cosa externa. Significa que entramos en una comunión existencial con Él, que su ser y el nuestro confluyen y se compenetran mutuamente”, dijo el Pontífice.
“Esta teología del Bautismo –continuó- retorna de modo nuevo y con una nueva insistencia en la Ordenación sacerdotal. Como en el Bautismo se realiza un ‘cambio de vestidos’, un cambio en el destino, una nueva comunión existencial con Cristo, así también en el sacerdocio se produce un intercambio: en la administración de los Sacramentos, el sacerdote actúa y habla ahora ‘in persona Christi’ (en la persona de Cristo)”.
El Santo Padre explicó que así, en los Sacramentos “se hace visible de modo dramático aquello que el ser sacerdote significa en general; aquello que hemos expresado con nuestro ‘Adsum – aquí estoy’ durante la consagración sacerdotal: estoy aquí para que tú puedas disponer de mí”.