MANILA,
El Padre Fransiskus Madhu, el misionero verbita asesinado el 1 de abril en Filipinas y uno de los sacerdotes más jóvenes el país, sabía que su labor misionera implicaba grandes riesgos y estaba dispuesto a dar su vida por el Evanglio, según relató a la prensa uno de sus amigos más cercanos.
En declaraciones al diario Inquirer de Filipinas, el Padre Patrick Guru, describió al fallecido sacerdote como un hombre enérgico que hace dos años llegó de Indonesia "para servir y traer paz" y terminó convirtiéndose en una víctima de la violencia que sacude al país.
El P. Guru, también indonesio, aseguró que "debemos condenar este asesinato, y todos los asesinatos. Es muy fácil matar y por eso debemos crear un ambiente pacífico comenzando por nosotros mismos". El sacerdote dice desconocer el móvil del crimen pero confía en las autoridades.
Asimismo, relató que cuando el P. Fransiskus llegó a Filipinas estaba muy contento. "Estaba deseoso de ser un misionero y difundir la Palabra", recuerda y asegura que en un año y medio aprendió el dialecto local y casi no viajaba a Manila porque siempre tenía trabajo en Kalinga, donde murió.
"A él le gustaba trabajar en ese lugar remoto", señaló.
Ambos sacerdotes provienen de la isla indonesia de Flores, donde la población es mayoritariamente católica, y para las familias es motivo de gozo tener un hijo sacerdote o una hija religiosa.