22 de noviembre de 2024 Donar
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Turquía: Una Semana Santa sin procesiones y con misas en familia

Turquía también vive la Semana Santa pero lo hace en un ambiente cuando menos peculiar, ya que en este país de mayoría musulmana las procesiones están prohibidas y las liturgias se celebran casi en familia debido a que la comunidad católica es muy reducida.

La Constitución turca reconoce los derechos a la libertad de culto y a la libertad de conciencia. Sin embargo, la comunidad católica no está considerada una minoría religiosa en Turquía, como lo pueden ser los cristianos ortodoxos o los judíos. Por tanto, carece de reconocimiento jurídico, lo que significa que tiene radicalmente prohibido el proselitismo religioso, esto es, cualquier tipo de publicidad, vestir hábitos religiosos por la calle o realizar procesiones.

"La libertad religiosa está contemplada en lo jurídico, pero en la práctica no se puede ejercer todo. No se puede hacer propaganda, actividades de tipo religioso fuera de las iglesias. Entonces, se hace todo en el recinto del centro, de las casas religiosas", señala en una entrevista a Europa Press el presidente de la Unión de Religiosos y Religiosas de Turquía, el franciscano mexicano Rubén Tierrablanca.

La de este año es la tercera Semana Santa que el sacerdote pasa en Turquía, concretamente en la Iglesia de Santa María, situada en la calle más comercial de Estambul, Istiklal. Esta iglesia franciscana tiene una larga historia a sus espaldas. "Se dice que hace cien años tenía alrededor de 12 mil almas como parroquia. Eso es mucho en un país musulmán", valora.

De hecho, según cifras del Vaticano, en Turquía hay actualmente unos 32 mil católicos, es decir, el 0,04 por ciento del total de la población. Los diferentes avatares por los que ha pasado Turquía a lo largo del último siglo, como la observación de un laicismo radical por parte de la República o la salida de decenas de miles de griegos a raíz de la guerra con Chipre en 1974, han diezmado la cifra de cristianos hasta límites aberrantes.

A día de hoy, los católicos están concentrados en un puñado de ciudades: Estambul (noroeste), Esmirna (centro-oeste), Iskenderun y Antioquía (en la provincia sureña de Hatay), y Mersin (también el sur). Allí es, por tanto, donde más se celebrará la Semana Santa.

"Hay otros lugares donde habrá actividades, pero va a ser de un modo más simple, porque hay pocos cristianos y también porque allí es un poco más difícil la relación con el Islam, como es Adana y otros sitios que se conocen desgraciadamente por sucesos que han ocurrido allí", explica el franciscano en referencia a las ciudades norteñas de Trebisonda y Samsun. La primera es conocida porque en ella fue asesinado, el 5 de febrero de 2006, el sacerdote italiano Andrea Santoro. Mientras, las iglesias de Samsun han sido objeto de casi una decena de ataques en los últimos tres años.

Un Domingo de Ramos en familia

La Iglesia de Santa María tiene actividades programadas durante toda la Semana Santa. El Domingo de Ramos hubo una misa en castellano a las 18:30 horas oficiada por el padre Tierrablanca. A la misma asistieron una veintena de personas, "mucha más gente de la habitual", según el presidente de la Unión de Religiosos y Religiosas. También había extranjeros de vacaciones, que se acercaron hasta la iglesia para festejar una fecha tan marcada en el calendario cristiano.

"El Domingo de Ramos lo vivimos aquí de una manera muy interesante, porque en la cultura musulmana hace que uno se sienta un poquito en completa minoría. Pero, por otro lado, es interesante ver que la Iglesia sigue presente en todos lados a pesar de las dificultades en algunos países", considera Héctor, que ha venido desde El Paso (Texas, Estados Unidos) junto a su mujer y su hija pequeña.

Sin embargo, la mayoría de los presentes son mujeres latinoamericanas, que viven habitualmente en Estambul porque están casadas con ciudadanos turcos. Es el caso de las peruanas Mónica y Silvia María. "La Semana Santa la vivimos aquí muy poco. Es un poco raro. No se siente nada", asegura Mónica, que agrega que los católicos viven "muy clandestinos, muy encerrados" en Estambul. Sin embargo, "todo el mundo te respeta. Si la gente se entera de que hoy es un día importante para ti, lo celebran contigo", explica Silvia María.

Islam tolerante con excepciones

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La tolerancia y el respeto son precisamente las características fundamentales del Islam en Turquía, según Tierrablanca. "El Islam en Turquía no es extremista, sino de mucha convivencia, de mucha apertura. Hemos de agradecer al Gobierno turco esta tolerancia que nos permite continuar en medio de límites y dificultades", anota.

Mientras, las relaciones entre los católicos y los musulmanes son "buenas" en términos generales. "La convivencia es pacífica, tranquila. El pueblo turco es muy amistoso, muy cordial y afectuoso", argumenta. Los problemas que se puedan plantear entre ambas comunidades, aclara Tierrablanca, se deben a "pequeños grupos de dos polos distintos: el polo nacionalista y el polo del extremismo islámico".

Sus ataques esporádicos, sobre todo en el norte del país, ponen en peligro la seguridad de los católicos en Turquía. "No es un problema del todo aislado, pero eso no quiere decir que sea un problema con el Estado o con la Policía turca. Nosotros vivimos bien, gracias a Dios, y nos sentimos seguros en Estambul", dice. De hecho, la Santa Sede y las autoridades turcas abogaron por instalar una cabina de Policía junto a la iglesia de Santa María después del asesinato del Padre Santoro. Pero Tierrablanca rechazó de lleno la oferta. "Nuestra presencia es para ofrecer convivencia pacífica. Si no es eso, no tiene razón de ser", afirma.

Así son las cosas para el sacerdote franciscano, imbuido en el lento proceso de acercamiento entre el Islam y el cristianismo, pero también entre católicos y ortodoxos en aras del ecumenismo. Este año, católicos y ortodoxos celebran la Pascua el mismo día, es decir, el 8 de abril. "Las relaciones con los ortodoxos son muy cordiales, pero eso no quiere decir que vayamos a hacer la unidad inmediatamente. Aún hemos de entender qué quiere decir unidad: ¿tener un solo jefe (el Papa) o reconocernos como hermanos y lograr una relación tan íntima que, aún sin romper estas barreras de una iglesia con otra, sepamos vivir unidos?", se pregunta Tierrablanca.

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