VATICANO,
El Vicario General de Su Santidad para la diócesis de Roma, Cardenal Camillo Ruini, clausuró este mediodía en la Basílica de San Juan de Letrán la investigación diocesana sobre la vida, virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios Juan Pablo II, primera etapa del proceso de beatificación del pontífice fallecido el 2 de abril de 2005.
En su discurso de clausura centrado en la figura espiritual de Juan Pablo II, el Purpurado italiano señaló que “con la certeza de ser amado por Dios y con la alegría de corresponder a ese amor, Karol Wojtyla encontró el sentido, la unidad y el propósito de su vida”.
Al respecto resaltó la coincidencia en el Siervo de Dios de su realización como persona con su santidad: “Todos los que lo conocieron, de cerca o solo de lejos, se sintieron impresionados por la riqueza de su humanidad, de su plena realización como ser humano, pero es todavía más significativo el hecho de que esa plenitud de humanidad coincida, al final, con su relación con Dios, en otras palabras, con su santidad".
Asimismo subrayó que "al principio, en el centro y en la cúspide de ese retrato están la relación personal de Karol Wojtyla con Dios: una relación que se presentaba ya fuerte, íntima y profunda en los años de su juventud y que no dejó de crecer, robustecerse y dar frutos en todas las dimensiones de su vida".
"Nos encontramos en presencia del Misterio –dijo el Cardenal–, en primer lugar del misterio del amor de predilección con el que Dios Padre amó a este muchacho polaco, lo unió a sí y lo mantuvo en esta unión, sin ahorrarle las pruebas de la vida; al contrario, asociándolo siempre de nuevo a la cruz de su propio Hijo, pero dándole también el valor de amar esa cruz y la inteligencia espiritual para ver a través de ella, el rostro del Padre".
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