SAO PAULO,
La pequeña Marcela de Jesús Galante Ferreira ha batido todos los récords de supervivencia. La anencefalia que padece debía causarle la muerte a las horas o días de nacer, pero para asombro de todos, ya cumplió cuatro meses de vida, convirtiéndose en el nuevo símbolo de los pro-vida brasileños y en el personaje más incómodo para algunos abortistas que cuestionan la asistencia médica que se le brinda a la bebé.
El caso de Marcela de Jesús no pudo ser más oportuno. Nació el 20 de noviembre pasado en medio de un debate para despenalizar el aborto en casos de anencefalia, una malformación congénita que implica la ausencia parcial o total de cerebro en el concebido y supone una muerte pronta tras el nacimiento.
Según informó el diario Folha de Sao Paulo, el caso de Marcela de Jesús fue el símbolo de una manifestación pro-vida que este fin de semana se realizó en el centro de la ciudad con la presencia de personalidades católica como el Padre Marcelo Rossi y el Arzobispo saliente de Sao Paulo, Cardenal Cláudio Hummes.
El acto, convocado por católicos y evangélicos, busca llamar la atención del Congreso Nacional, donde se analiza un proyecto de ley para despenalizar el aborto.
Para la abogada Nadir Pazin, coordinadora adjunta del Comité Estatal de Defensa de la Vida, el caso de Marcela es emblemático porque contradijo todos los pronósticos médicos sobre su muerte tras el parto. "Echó por tierra la tesis de los grupos feministas que defienden la legalización del aborto. Ella mostró que no ocurre lo que la ciencia quiera sino lo que Dios quiere", indicó.