Uno de los argumentos más usados por quienes insisten en mantener el aborto legal en Estados Unidos, es que su prohibición traería de regreso prácticas clandestinas sumamente peligrosas. Sin embargo, una inspección realizada por agentes sanitarios del estado de Nueva Jersey, reveló que, con todo el apoyo de la ley, una de las clínicas abortistas más grandes de la región practicaba abortos -incluso tardíos- en pésimas condiciones de higiene.
En febrero pasado, las autoridades decidieron cerrar la clínica abortista Metropolitan Medical Associates Englewood, tras una inspección de dos días. Los detalles de su clausura ya salieron a la luz.
Según Bradley Mattes, director ejecutivo de Life Issues Institute, en esta clínica -abierta en los ‘70s, se solían practicar abortos hasta las 24 semanas de gestación. "En 1997, el New York Times informó que realizaron 1,500 abortos por nacimiento parcial en un año", recuerda Mattes y sostiene que solo en esta clínica se abortaron a unos 10 mil niños por año.
"La inspección respondió a una queja del centro médico Beth Israel de Newark, que recibió a una mujer con severas complicaciones de un aborto al que se sometió en Englewood", indicó Mattes.
El informe de la inspección reveló que la clínica abortista ni siquiera mantenía los equipos esterilizados.
Los oficiales encontraron fórceps "con residuos marrones sanguinolentos"; garfios rústicos usados para remover dispositivos intrauterinos, y una abundancia de manchas de sangre bajo las mesas de exámenes y los pisos de las salas de operaciones. Los documentos de la clínica presentaban a un empleado de la clínica como profesional en control de infecciones, pero el sujeto aludido no tenía idea de esta designación.