ROMA,
Ante el caso del retiro del respirador de Inmaculada Echevarría, una mujer que sufría de distrofia muscular y a quien se le retiró el respirador ayer causándole con ello la muerte, el diario español La Razón publicó un artículo en el que hace un paralelo entre los argumentos para aplicar la eutanasia del gobierno nazi de Adolfo Hitler y aquellos en los que se basa los lobbies que impulsan esta práctica anti-vida en la península ibérica.
"En 1924 Aldolf Hitler escribía en Mein Kampf: ‘Si no hay ya fuerza para combatir por la propia salud, el derecho a vivir es menor’. Y en sus conversaciones con Hermann Rauschning, entonces presidente del Senado en Danzig, afirmaba que «la piedad conoce sólo una acción: dejar morir a los enfermos", precisa el diario.
Seguidamente La Razón explica que "con una carta firmada de su puño y letra en 1939, Hitler escribía que el Jefe de la Cancillería de Estado y su médico personal habían ‘sido encargados de otorgar a una serie de médicos los poderes necesarios para que los pacientes considerados incurables, según el mejor juicio humano disponible, les sea concedida una muerte piadosa’. Desde entonces, la maquinaria de la «muerte dulce» comenzó a funcionar a pleno rendimiento".
Tras señalar que los nazis presentaban a los manicomios como "espléndidos lugares de curación", el rotativo español indica que "se difundieron cortometrajes con imágenes de enfermos terminales y sufrientes con la idea de mostrar condiciones indignas de vida. En 1941 se difundió la película ‘Yo acuso’, en la que se cuenta la historia de un profesor, Heyt, casado con la joven Hanna, enferma de esclerosis múltiple. Heyt se esfuerza en curar a Hanna, pero finalmente decide ayudar a morir a su mujer. El hermano de Hanna denuncia a Heyt por homicidio, pero los jueces concluyen que la ley debe cambiarse para permitir la eutanasia".
"El servicio de seguridad de Hitler recogió las reacciones de los 18 millones de personas que vieron la película y emitió un informe en el que subrayaba que la gente había aceptado, aunque con alguna reserva, que ‘las personas afectadas por enfermedades incurables deben poder tener una muerte rápida apoyada por la ley’", destaca.
Asimismo, La Razón resalta la figura del "entonces Obispo de Munster, August Von Galen (beatificado en 2005)", quien "denunció el programa de eutanasia. Su prédica se lanzó en octavillas desde aviones británicos y solo la popularidad del Prelado le salvó de ser colgado por los nazis".