MADRID,
Inmaculada Echevarría, la mujer que sufría distrofia muscular progresiva y llevaba más de veinte años en una cama, falleció este miércoles por la noche en el Hospital de San Juan de Dios de Granada, centro de gestión pública a donde había sido trasladada horas antes, tras ser desconectada del respirador que la mantenía con vida.
La Delegación Provincial de Salud indicó que Echevarría fue sedada por el equipo asistencial encargado de su cuidado para que no sufriese “ningún dolor”.
La mujer de 51 años había sido trasladada del Hospital San Rafael de Granada, centro gestionado por la Orden de San Juan de Dios donde había estado ingresada los últimos diez años, al de San Juan de Dios, dependiente del Servicio Andaluz de Salud (SAS). El traslado se produjo por decisión de la Orden.
La Delegación justificó el traslado al centro público, ubicado en un edificio anexo al de San Rafael, para "evitar molestias innecesarias a la paciente" y tras la solicitud presentada por los responsables del hospital religioso.
La dirección del hospital gestionado por los religiosos consideró que la petición de Echevarría de que se le retirase el ventilador al que había estado conectado nueve años era "correcta y aceptable, desde el punto de vista jurídico y ético" y que el traslado era solicitado "para que se le realice cuanto necesite y así garantizar adecuadamente la solicitud de la paciente", petición que había obtenido luz verde por parte de la Junta de Andalucía.
Antes de proceder al retiro del soporte vital, médicos y psicólogos confirmaron nuevamente la decisión de la mujer de ser desconectada.