El pasado 15 de febrero, a la edad de 31 años, falleció Jennifer Ann Carlisle, quien rechazó abortar al bebé del que estaba embarazada, medida sugerida por los doctores que le diagnosticaron cáncer a los ovarios y para quienes el aborto le habría permitido vivir más tiempo.
Según informa el sitio pro-vida LifeSiteNews.com, a Jennifer le habían diagnosticado un tumor del tamaño de una pelota de fútbol en los ovarios en 2005. Cuando tenía dos meses de embarazo, le informaron que moriría si no abortaba. Jennifer rechazó la propuesta y decidió respetar la vida de su bebé.
Gabriel Carlisle nació en enero de 2006 y Jennifer inició el tratamiento de quimioterapia. Después de un tiempo su condición empeoró y falleció el mes pasado.
"Aunque los doctores dijeron que el aborto habría extendido su vida, ella y su esposo optaron por dejarle a Dios la decisión", comentó Carol Day, la madre de Jennifer. Por su parte, una de sus tías, Jackie Murdock, recordó que su sobrina, "sin importar que viviese o muriese, no iba a abortar a su bebé".
"Le dije que la amaba", dijo Joshua Carlisle, esposo de Jennifer por diez años, "y le dije que necesitaba seguir adelante, que Dios la estaba llamado a casa", agregó. "La sostuve y ella respiró por última vez. Había una paz en ese último minuto que es simplemente indescriptible", añadió Joshua.
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