VATICANO,
Miles de fieles se reunieron este mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana recordó que la revolución cristiana del amor se consigue confiando sin reservas en la bondad misericordiosa de Dios.
“La revolución del amor, un amor que no se basa en definitiva en los recursos humanos, sino don de Dios que se consigue confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa”, dijo el Santo Padre al referirse al Evangelio de hoy .
Continuó diciendo que “el amor por el enemigo constituye el núcleo de la ‘revolución cristiana’, una revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático”.
El Pontífice hizo notar cómo “la propuesta de Cristo es realista, porque considera que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia, y no se puede superar esta situación si no es contraponiendo demasiado amor, demasiada bondad”.
“Este ‘demasiado’ –prosiguió- viene de Dios: es su misericordia, que se ha hecho carne en Jesús y que por sí misma puede vencer el mundo del mal con el bien, partiendo desde aquel pequeño y decisivo ‘mundo’ que es el corazón del hombre”.
Finalmente hizo un llamado a la conversión en vistas al tiempo de Cuaresma, pidiendo “a la Virgen María, dócil discípula del Redentor, que nos ayude a dejarnos conquistar sin reservas por aquel amor, a aprender y amar como Él nos ha amado, para ser misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre que está en los cielos”.