VATICANO,
Durante el encuentro con el Presidente de la República de Corea, Roh Moo-hyun, el Papa Benedicto XVI auguró la pronta unificación de las familias coreanas, divididas tras la partición de la península.
En la reunión, donde se conversó sobre la situación del sudeste asiático, el papel creciente de la Iglesia Católica en Corea del Sur y la dramática división de la península, el Santo Padre entregó a Roh Moo-hyun una carta donde afirma que esta visita sirve “para reforzar las buenas relaciones” entre Corea (del Sur) y la Santa Sede y es una "clara señal" de la estima del Presidente por la Iglesia Católica.
“Le pido –escribe el – que transmita mis saludos al pueblo de Corea y les asegure que rezo por la paz y la estabilidad en la península coreana y en toda la región".
En la misiva, el Pontífice señala que “durante más de cincuenta años, el pueblo coreano ha sufrido las consecuencias de la división. Las familias han sido separadas, los parientes cercanos alejados unos de los otros”.
“Rezo por una rápida solución del problema que impide a tantas personas comunicar entre sí”.
Benedicto XVI también observa que “desgraciadamente el mundo moderno está marcado por amenazas crecientes a la dignidad de la vida humana”, y elogia a todos los que en Corea "trabajan para mantener y defender el carácter sagrado de la vida, el matrimonio y la familia, ámbitos en que la Iglesia Católica en Corea es particularmente activa".