VATICANO,
Durante la Audiencia General de este miércoles, que se realiza en el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, Benedicto XVI explicó a los fieles del mundo el horizonte ecuménico de su pontificado.
El Santo Padre comenzó señalando que la unidad es una preocupación “que atañe a la Iglesia entera”, y rezando juntos “los cristianos se hacen más conscientes de su estado de hermanos, si bien todavía divididos”.
Haciendo una evaluación del pasado, el Sumo Pontífice señaló que “pensando en el camino recorrido en los últimos cuarenta años, sorprende cómo el Señor nos haya despertado del sopor de la autosuficiencia y de la indiferencia, cómo nos haga cada vez más capaces de escucharnos y no solo de oírnos”.
El ecumenismo, prosiguió el Santo Padre, “es un proceso lento, un camino cuesta arriba, como todo camino de arrepentimiento”, pero a pesar de las dificultades "hay también "amplios espacios de alegría, pausas refrescantes donde es posible respirar a pleno pulmón el aria pura de la comunión plena".
El Papa afirmó que la experiencia ha demostrado que la búsqueda de la unidad “se lleva a cabo en innumerables circunstancias", y puso como ejemplo la labor de parroquias, hospitales y comunidades locales, sobre todo "en las regiones donde un gesto de buena voluntad con un hermano requiere un gran esfuerzo y una purificación de la memoria".
Como ejemplo de signos esperanzadores Benedicto XVI encuadró "los encuentros y actividades que marcan el ministerio del Obispo de Roma, pastor de la Iglesia universal", y recordó los hitos ecuménicos del pasado año, como "la visita oficial de la Alianza Mundial de las Iglesias reformadas, de la delegación de la Alianza Bautista Mundial y de la Evangelican Lutheran Church (Luteranos de lengua inglesa)”.