SANTIAGO,
En una declaración titulada “Acoger y promover la vida”, el Comité Permanente del Episcopado chileno denunció los vacíos morales de las “Normas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad” creadas por el Ministerio de Salud.
Los prelados sureños ya habían señalado su objeción a la nueva política anti-natalista del gobierno; pero el nuevo documento se basa en un estudio multidisciplinario encargado por la Conferencia Episcopal de Chile (CECH) a un amplio grupo de académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En el documento, presentado en conferencia de prensa este miércoles, los obispos recuerdan que el don de la vida es sagrado y el respeto por la vida no es debatible, porque el debate no puede ser pretexto para inducir y justificar eventuales ataques a los cimientos de la sociedad.
Si bien comprenden “la preocupación de la autoridad por enfrentar la realidad social del embarazo adolescente”; no comparten las políticas propuestas, por cuanto ellas promueven medidas unilaterales que impiden construir un camino seguro hacia el desarrollo humano integral basado en la promoción de valores.
Los prelados explican que algunas de las normas del nuevo programa “atentan contra bienes sociales tan fundamentales como la libertad de los padres sobre la educación de sus hijos”. “Su relativismo ético y visión antropológica ponen en riesgo el respeto por la vida y la dignidad de las personas”, agregan.
La declaración episcopal puntualiza que, al ser probable que la Anticoncepción de Emergencia tenga un efecto abortivo, “su uso es éticamente inadmisible para quienes respetan la vida humana”. Y agrega que, “así como ayer la defensa de los derechos humanos exigió el acompañamiento solidario de las víctimas de todo tipo de violencia; hoy exige la defensa del más indefenso”.