MADRID,
El Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Mons. Fernando Sebastián Aguilar, criticó duramente el texto del Manifiesto del PSOE con motivo del 28º aniversario de la Constitución española y afirmó que confunde laicidad con laicismo y “oculta una visión empobrecida y desfigurada de la religión”
El texto del partido socialista en el gobierno “Constitución, laicidad y educación para la ciudadanía” contiene para el Prelado “confusiones importantes y esconde una concepción de la vida política injusta con la religión y excesivamente autoritaria”, además que desplaza, con “apariencias laudatorias” el “valor y el verdadero sentido de la Constitución”.
En un comunicado, el Arzobispo precisó que “laicidad” significa “neutralidad ante las diferentes preferencias religiosas de los ciudadanos”, es decir, “neutralidad religiosa positiva” en la que el “Estado reconoce el derecho a la libertad religiosa de los ciudadanos y favorece su ejercicio, sin hacer suya ninguna religión en concreto ni discriminar a ningún grupo por razones religiosas”. En cambio, aclara, en el “laicismo”, el Estado “no reconoce la vida religiosa de los ciudadanos como un bien positivo”, sino que la considera “una actividad peligrosa para la convivencia”, que debe “ser ignorada, marginada y aun políticamente reprimida”.
Asimismo, Mons. Sebastián cuestiona el recurso del manifiesto a un "mínimo común ético constitucionalmente consagrado”, que se presenta como fruto de la voluntad y soberanía de la ciudadanía, al que se atribuye un valor supremo y definitivo, sin sujeción a “ningún orden preestablecido de rango superior”, pues lo hace “en nombre de una concepción ideológica y laicista sobreañadida al texto constitucional e impuesta gratuitamente al conjunto de la población”.
El Arzobispo lamenta que para resolver el problema de la pluralidad cultural y la convivencia planteada a raíz del fenómeno migratorio, los socialistas den “por supuesto que las religiones no pueden proporcionar un conjunto de convicciones morales comunes capaces de fundamentar la convivencia en la pluralidad, sino que son más bien fuente de intolerancia y de dificultades para la pacífica convivencia”. En esta manera de razonar, apunta, “se oculta una visión empobrecida y desfigurada de la religión”.
Al referirse a la afirmación socialista de que “Los fundamentalismos monoteístas y religiosos siembran fronteras entre los ciudadanos”, el Prelado señala que no solo no corresponde al cristianismo sino que “resulta objetivamente ofensiva”. “Más todavía, cualquier religión, vivida auténticamente, no es fundamentalista. Porque Dios no es fundamentalista. El fundamentalismo implica intolerancia, se vista de monoteísmo o de laicismo”, precisa.