BUENOS AIRES,
El Obispo de San Isidro, Mons. Jorge Casaretto, destacó la necesidad de retomar las "tres dimensiones que Juan Pablo II invitaba a vivir cuando entrábamos en el Tercer Milenio": gratitud por el pasado, pasión por el presente y confianza en el futuro, al iniciarse el Jubileo de la Diócesis que dirige con motivo del 50° aniversario de su creación.
El Prelado, luego de recordar el lema de este jubileo: "El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto", indicó que la gratitud por el pasado "se debe a que Jesús permaneció junto a nosotros en estos cincuenta años. Es importante ver que, esa presencia de Jesús fue una presencia eucarística, fue la presencia de Él en su Palabra, su presencia en los pobres, su presencia en el Pueblo de Dios".
Seguidamente, Mons. Casaretto explicó que la gratitud a Jesús se debe a que "de Él lo recibimos todo, el está en el centro de la vida de la Iglesia y debe estar en el centro de la vida de cada uno de nosotros". "Por eso, cuando miramos estos cincuenta años, brota de nuestro corazón la gratitud, brota también, mirando nuestra pequeñez, el arrepentimiento, el pedido de perdón, todas estas dimensiones que la humanidad se tiene que plantear frente a la trascendencia de Dios y que es bueno que nosotros nos planteemos para pedir perdón por nuestros pecados", añadió.
Al comentar que los cristianos viven con pasión el presente, el Obispo dijo que esto sucede "justamente porque Jesús está vivo en medio de nosotros. Y la presencia de Jesús despierta en nosotros los mismos sentimientos que, haciendo la comparación, podríamos decir, despierta un enamorado a su enamorada. La presencia de Jesús es la presencia de todo el amor de Dios" que despierta en nosotros "un apasionado amor de respuesta" para brindarlo "al mundo de hoy".
Para precisar la razón por la que los fieles cristianos viven la confianza en el futuro, el Prelado recordó que "este Jesús que permaneció en todo este tiempo seguirá permaneciendo, este Jesús nos dice en el Evangelio de hoy, ‘si realmente ustedes permanecen en mí, pidan lo que necesitan y el Padre se los va a dar’, esta confianza se basa justamente en el amor total, infinito de Dios sobre nuestras vidas".
Finalmente, el Obispo de San Isidro invitó a los asistentes a la Misa "a dar gracias a Dios y a avanzar en este camino celebrativo durante todo el año próximo, con mucha gratitud por el pasado, con mucho apasionamiento por vivir el Evangelio en el presente y con mucha confianza que el Señor que empezó en nosotros la buena obra la llevará hasta el fin".