VATICANO,
Al celebrar esta tarde en la Basílica de San Pedro las primeras vísperas del primer Domingo de Adviento, primera celebración tras su viaje a Turquía, el Papa Benedicto XVI destacó que al inicio de un nuevo ciclo anual la liturgia invita a la Iglesia a anunciar a todos los pueblos que “Dios viene” para ofrecernos la felicidad y la salvación.
Reflexionando en la primera antífona de esta celebración, “Anunciad a los pueblos: Dios viene, nuestro Salvador”, el Santo Padre destacó que “la liturgia invita a la Iglesia a renovar su anuncio a todos los pueblos y lo resume en dos palabras: ‘Dios viene’”.
Al llamar la atención sobre el tiempo presente del verbo “venir” de la antífona, el Pontífice dijo que el Adviento nos recuerda que Dios viene, “¡no ayer, no mañana, sino Hoy, ahora! El único verdadero Dios, ‘el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob’ no es un Dios que está en el cielo, desinteresado de nosotros y de nuestra historia, sino que es Dios que viene”.
“Es un Padre –continuó– que no deja de pensar en nosotros, en el respeto extremo de nuestra libertad, desea encontrarnos, visitarnos, quiere venir, vivir en medio de nosotros, permanecer en nosotros. Su venida está empujada por la voluntad de liberarnos del mal y de la muerte, de todo aquello que impide nuestra verdadera felicidad, Dios viene a salvarnos”.
La tercera venida: “Encarnación espiritual”
Recogiendo el pensamiento de los Padres de la Iglesia, el Papa señaló que este tiempo litúrgico se concentra no solo en las dos principales venidas de Cristo, la de su Encarnación y la de su retorno glorioso al final de la historia, sino que hay una tercera, “manifiesta” que “San Bernardo llama intermedia y oculta, la cual sucede en el alma de los creyentes y lanza como un puente entre la primera y la última.