ÉFESO,
El Papa Benedicto XVI sostuvo hoy un encuentro íntimo con la minoría católica turca en la conocida “Casa de María” en Éfeso, y desde ahí pidió que la Iglesia sea signo e instrumento eficaz de paz en el mundo.
El Santo Padre llegó en avión a Esmirna esta mañana y desde allí se trasladó en automóvil a Éfeso, uno de los lugares arqueológicos más famosos del Mediterráneo. Al mediodía presidió su primera Misa en tierra turca ante unos 200 miembros de la comunidad católica local que pudieron acompañarlo debido a las estrictas medidas de seguridad.
En su homilía, el Papa agradeció a Dios por "la maternidad divina de María", y afirmó que Efeso era "uno de los lugares más queridos por la comunidad cristiana". Después recordó las visitas a ese lugar de Pablo VI y Juan Pablo II y recordó especialmente al beato Juan XXIII, representante pontificio en Turquía de 1935 a 1944.
"Desde este extremo de la península de Anatolia, puente natural entre continentes, invocamos paz y reconciliación ante todo para los que viven en la tierra que llamamos 'santa' y que es considerada así por cristianos, judíos y musulmanes: es la tierra de Abraham, de Isaac y de Jacob, destinada a albergar un pueblo que fuera bendición para todas las gentes. ¡Paz para toda la humanidad! ¡Que se cumpla pronto la profecía de Isaías (...) ¡No levantará espada nación contra nación ni se ejercitarán más en la guerra!", exclamó.
Benedicto XVI recordó que “todos necesitamos esta paz universal, la Iglesia está llamada no solo a anunciar proféticamente esta paz, sino a ser su ‘signo e instrumento’. En esta perspectiva de pacificación universal, se hace más profunda e intensa la aspiración hacia la comunión plena y la concordia entre todos los cristianos”.
El Papa consideró motivo de “alegría y alabanza a Dios” que en la ceremonia participasen católicos de diversos ritos. “Esos ritos son expresión de esa admirable variedad de la que se adorna la Esposa de Cristo, siempre que converjan en la unidad y el testimonio común”, agregó.