ANKARA,
Al reunirse con el Ministro de Asuntos Religiosos de Turquía, Mehmet Aydin, el Papa Benedicto XVI destacó los puntos en común de cristianos y musulmanes que deberían permitir un diálogo “sincero entre amigos”, y recordó la urgencia de que se garantice la libertad religiosa.
El Papa agradeció la amable acogida con que lo recibieron las autoridades locales y dirigió un “saludo afectuoso” a todos los musulmanes en Turquía.
Tras señalar que Turquía es un país “muy querido para los cristianos” porque “muchas de las primeras comunidades de la Iglesia se fundaron aquí y maduraron, inspiradas por la predicación de los apóstoles”, reconoció que en este lugar ha florecido “la civilización islámica en los más diversos campos, incluyendo la literatura y el arte”.
El Santo Padre insistió en que el diálogo entre cristianos y musulmanes debería ser “como un intercambio sincero entre amigos”, debido a que “cristianos y musulmanes, siguiendo cada quien su respectiva religión, apuntan hacia la verdad del carácter sagrado y la dignidad de la persona”.
“Ésta es la base de nuestro mutuo respeto y estima, ésta es la base para la cooperación en el servicio de paz entre las naciones y los pueblos, el mayor deseo de todo creyente y de todos los pueblos de buena voluntad”, indicó.
Asimismo, recordó que “cristianos y musulmanes pertenecen a la familia de aquellos que creen en el Dios uno, quien de acuerdo a sus respectivas tradiciones, remontan sus raíces a Abraham. Esta unidad humana y espiritual en nuestros orígenes y nuestro destino nos impulsa a buscar un camino común, mientras cumplimos nuestro papel en la búsqueda de valores fundamentales tan característica de la gente de nuestro tiempo”.