VATICANO,
En su habitual catequesis de los miércoles, el Papa Benedicto XVI continuó su reflexión sobre la figura de San Pablo, recordó que nadie ni nada puede ocupar el lugar de Cristo en la vida del creyente y advirtió los peligros de rendirse ante los ídolos.
“Para Pablo no basta decir que los cristianos son bautizados o creyentes: para Él comporta estar ‘en Cristo Jesús’. Lo que somos como cristianos se lo debemos a Él y a su gracia. Ya que ningún otro puede ocupar su lugar a nada y a ningún otro rendimos nuestra devoción”, explicó el Pontífice.
En este sentido, precisó que “ningún ídolo debe contaminar nuestro universo espiritual, porque de ser así, en vez de gozar de la libertad adquirida recaeríamos en formas de esclavitud humillante. Nuestra pertenencia radical a Cristo y el hecho de que estemos ‘en Él’, debe infundirnos una actitud de confianza total”.
Ante unas 15 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro, el Papa explicó que el encuentro con Jesús en el camino de Damasco, “revolucionó literalmente la vida de San Pablo. Cristo pasó a ser su razón de ser y el motivo profundo de toda su actividad apostólica. En realidad Jesucristo es el ápice de la historia de la salvación y por tanto el verdadero punto discriminante en el diálogo con las otras religiones”.
“Pablo nos ayuda a comprender el valor fundamental e insustituible de la fe”, dijo el Santo Padre y añadió que a la luz del encuentro con Cristo, Pablo, que no había vivido lejos de la Ley, entendió que hasta entonces “había querido construir su propia justicia y que con esta justicia había vivido para sí mismo. Comprendió que debía dar una nueva orientación a su vida frente a la Cruz de Cristo, expresión extrema de su entrega, ninguno puede enorgullecerse de sí, ni de la propia justicia”.
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