VATICANO,
A las 11:30 (hora local) el Papa Benedicto XVI celebró en la Basílica de San Pedro la Santa Misa en sufragio de los Cardenales y Obispos difuntos a lo largo del año, y en su homilía recordó que ellos respondieron al llamado a configurar toda su vida al servicio del Señor Jesús.
“Cada uno de ellos ha sido llamado en la Iglesia a sentir como propias y tratar de poner en práctica las palabras del apóstol Pablo: ‘Para mí la vida es Cristo’”, dijo el Santo Padre refiriéndose a los Cardenales y Obispos que a lo largo del año fueron llamados por Dios a su presencia.
Asimismo el Pontífice recordó que la vocación de estos hombres, “recibida en el Bautismo, se reforzó en ellos con el sacramento de la Confirmación y los tres grados del Orden sacro, y se ha alimentado constantemente en la participación en la Eucaristía”.
Dijo también que “a través tal itinerario sacramental su ‘ser en Cristo’ ha ido consolidándose y profundizándose, de modo que el morir no es más una pérdida sino una ganancia: aquella de encontrar finalmente a Jesús, y con Él la plenitud de la vida”.
El Santo Padre también reflexionó sobre el Bautismo, y destacó que si bien “al final de la vida, la muerte nos priva de todo aquello que es terreno” no lo hace con la “Gracia de aquél carácter sacramental en virtud del cual hemos sido asociados indisolublemente al misterio pascual de nuestro Señor y Salvador”.
“Despojado de todo pero revestido de Cristo: así el bautizado atraviesa el umbral de la muerte y se presenta a la presencia de Dios justo y misericordioso”, continuó.