VATICANO,
Al reunirse con los participantes en el V Congreso Internacional de los Ordinariatos Militares, el Papa Benedicto XVI recordó que los miembros de las fuerzas armadas deben trabajar en la construcción de la paz, y estar “al servicio exclusivo de la defensa y de la seguridad y de la libertad de los pueblos”.
Con ocasión del 20º aniversario de la Constitución apostólica “Spirituali militum curae”, promulgada por el Papa Juan Pablo II, el Santo Padre afirmó que “el insistente llamamiento a la paz ha influido en la cultura occidental, promoviendo el ideal de que las fuerzas armadas estén ‘al servicio exclusivo de la defensa y de la seguridad y de la libertad de los pueblos’. Desgraciadamente, a veces existen otros intereses –económicos y políticos– fomentados por las tensiones internacionales, que hacen que esta tendencia constructiva halle obstáculos y retrasos, como se percibe claramente por las dificultades que encuentran los procesos de desarme”.
Asimismo, explicó que “también en el mundo militar la Iglesia está llamada a ser ‘sal’, ‘luz’ y ‘levadura’, para que las mentalidades y las estructuras se orienten cada vez más plenamente a la construcción de la paz”, y dijo que “el magisterio de la Iglesia sobre el tema de la paz constituye un aspecto esencial de su doctrina social”.
Tras poner de relieve los dos “valores fundamentales” que resalta el documento: “el valor de la persona y el valor de la paz”, el Santo Padre señaló que “las personas a las que se dirige el Ordinariato siguen siendo fieles de la Iglesia particular en la que viven o del rito al que pertenecen. Esto supone una exigencia de comunión y de coordinación entre el Ordinariato militar y las demás Iglesias particulares”.
“Que las personas ocupen el primer lugar significa privilegiar la formación cristiana del militar, acompañándole y también a sus familiares en el camino de la iniciación cristiana, vocacional, de la madurez en la fe y en el testimonio; y al mismo tiempo, favorecer las formas de fraternidad y de comunidad, así como de oración litúrgica, que sean apropiadas al ambiente y a las condiciones de vida de los militares”, agregó.
El Santo Padre explicó que “para ofrecer a las personas una adecuada atención pastoral y para realizar la misión evangelizadora, los Ordinariatos militares tienen necesidad de presbíteros y diáconos motivados y formados, así como de laicos que colaboren activa y responsablemente con los pastores”.