QUITO,
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) emitió un comunicado ayer por la mañana en el que expresó su enérgica condena a la aprobación de algunos artículos de la nueva ley de salud que promueven la potencialmente abortiva píldora del día siguiente y el aborto, y que impiden también la objeción de conciencia del personal sanitario que se niegue a realizar esta práctica.
En rueda de prensa el Obispo de Machala y Presidente de la CEE, Mons. Néstor Herrera, dio lectura al documento en el que los prelados denuncian "con toda energía el intento de sobreponer un mandato estatal a la protección de la vida, a los derechos de los padres de educar a sus hijos según sus propias convicciones y a la conciencia de los médicos y de sus ayudantes y los servicios de salud pública y privada a interrumpir el embarazo".
"Llamamos urgentemente la atención sobre el artículo 30, aprobado por el Congreso Nacional en la discusión de la ley orgánica sobre la salud. Allí se obliga a 'los servicios de salud pública y privada' a 'interrumpir el embarazo' (o sea, abortar), en algunos casos. En efecto, sea cual fuere la circunstancia invocada, provocar un aborto equivale a eliminar la vida de un inocente, vida distinta de su padre y de su madre desde el momento de la concepción", prosiguen los prelados.
"En varios artículos (32, 59 bis), se establece, -continúan- siempre con prepotente obligatoriedad sobre convicciones ajenas, la prestación de fármacos aptos para la 'contracepción de emergencia'. En efecto con la obligación de entregar la pastilla del día después se trata de implementar un fármaco que no cura nada, sino que es brutalmente anticonceptivo".
"El artículo 28 aprobado por el Congreso Nacional señala que las autoridades de educación y de salud junto con otros organismos competentes (que no se detallan), elaborarán 'políticas y programas educativos, de implementación obligada en los establecimientos de educación a nivel nacional'. De nuevo se pretende pasar por encima de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones, y se orillan hacia la insignificancia a millares de educadores", denuncian los obispos ecuatorianos.
Luego de explicar los peligros que programas de educación sexual que van "contra la ley natural y divina" y que promueven "los pecados de la fornicación y la promiscuidad sexual, la carencia de orientación de los jóvenes hacia un amor que signifique entrega y fidelidad", los prelados recuerdan que "la felicidad en una familia es muy difícil de alcanzar para los jóvenes que quedaron sicológicamente marcados por experiencias eróticas prematuras, excesivas, irresponsables".