BEIRUT,
Aunque el conflicto en el Líbano ha terminado, la paz aún no llega para los habitantes de una aldea católica maronita que pasa sus días en el temor de que Hezbollah convierta su país en una nación islámica.
El 40 por ciento de la población libanesa se declara cristiana y el grupo más numeroso y emblemático de ellos es el de los católicos maronitas.
El diario mexicano El Universal difundió un reportaje de Karen Marón, enviada especial a Líbano, que narra las vicisitudes de Rmaich, una aldea maronita de ocho mil habitantes ubicada a dos kilómetros de la frontera con Israel. El pueblo no fue destruido por los recientes bombardeos pero sus habitantes viven en permanente zozobra.
"Que se vayan a Irán o a Siria. Ellos no son libaneses y están destruyendo nuestro país", sostiene un hombre identificado como Elías Sumani sobre Hezbolá. Su familia debió vivir dos meses sin gas y casi sin agua debido a la ofensiva militar israelí, que comenzó el 12 de julio y terminó 34 días después.
Según el reportaje, Rmaich "fue el enclave que acogió en casas de familias y escuelas a más de 30 mil desplazados chiítas durante el conflicto, que los obligó a vivir en situaciones poco menos que precarias. ‘Hemos albergado como buenos cristianos a quienes lo necesitaban. Los habitantes de Aaita ech Chaab (feudo de Hezbollah) se refugiaron aquí y las familias le han dado asistencia’", sostiene otra habitante.
Sumani explica que "actuamos así pero en realidad les tememos. Los chiítas son peligrosos. Si quieren instaurar una nación islámica que no lo hagan en Líbano escudándose es que son libaneses. Hay que empezar a hablar claramente".