VATICANO,
Al recibir esta mañana las cartas credenciales de Hans-Henning Horstmann, nuevo embajador de la República Federal de Alemania ante la Santa Sede, el Papa destacó la necesidad de que en su tierra natal se mantenga la identidad cristiana y la apertura a Dios.
El Pontífice se refirió, durante su discurso, al tema de la misión universal de la Santa Sede, que "quiere trabajar con todos los seres humanos de buena voluntad al servicio de la persona y de su dignidad, integridad y libertad”, subrayando que el centro de la solicitud pastoral de la Iglesia es la salvación del ser humano y de la sociedad humana.
“La fe en Jesucristo que la Iglesia anuncia pasa solamente por la libertad. De ahí que la tolerancia y la apertura cultural deban caracterizar el encuentro con los demás”.
“Pero la tolerancia no debe confundirse jamás con la indiferencia, porque toda forma de indiferencia se opone radicalmente al interés cristiano por la persona y su salvación”, aclaró el Pontífice.
“La tolerancia de la que tenemos necesidad urgente comprende el temor de Dios, el respeto de lo que para otros es sagrado –afirmó citando las palabras de la homilía que pronunció en la Neue Messe de Munich–. Pero el respeto hacia lo que para los demás es sagrado presupone que nosotros aprendamos nuevamente el temor de Dios. Este sentido de respeto sólo puede ser regenerado en el mundo occidental si crece de nuevo la fe en Dios, si Dios está presente de nuevo en nosotros”, acentuó.
Hablando de las relaciones entre la República Federal de Alemania y la Santa Sede, el Papa citó en primer lugar la salvaguardia del matrimonio y la familia, observando que la legislación considera válidas nuevas formas de familia que amenazan la integridad de esa institución.