MOGADISCIO,
La muerte de la hermana Leonella Sgorbati, asesinada junto a su guardaespaldas musulmán y padre de cuatro niños, Mohamed Mahamodu, es evidencia de que “es posible vivir juntos y morir juntos”, afirmó Mons. Giorgio Bertin, Obispo de Djibuti y Administrador Apostólico de Mogadiscio, durante el funeral de la religiosa.
El Prelado invitó a los asistentes, entre los que habían cristianos y musulmanes, a entender la lección positiva que emerge de la vida de la hermana Leonella, quien dedicó su vida a los pobres. “Su vida, nos muestra que una nueva tierra es posible, que es posible una nueva Somalia. Espero que la hermana Leonella sea la última mártir en Somalia”, señaló.
La ceremonia se realizó en Nairobi, Kenya, en la parroquia de la Consolación, y el cuerpo de Sor Leonella fue enterrado en el cementerio de las Hermanas de Nazaret, en los suburbios de la ciudad, como lo deseaba la hermana.
Paralelamente a los funerales en Nairobi, se celebró una Eucaristía en la casa general de la congregación en Nepi, provincia di Viterbo. “Hemos querido celebrar este momento para unirnos a nuestras hermanas en Nairobi”, dijo la superiora general de las misioneras de la consolación, Sor Gabriella Bono.
“Para nosotros es un gesto estupendo que nos dice que es posible superar la barrera del don de sí: ella cristiana y él musulmán. Ambos han vertido su sangre por Somalia”, dijo Bono con respecto al asesinato de Mahamodu. Un sacrificio, que “indica caminos de reconciliación y diálogo, con la certeza que uniendo fuerzas, hombres y mujeres de toda religión podrán construir la fraternidad, reconciliación y la paz”, añadió.
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