BUENOS AIRES,
Estaba a muy pocas semanas de poder sobrevivir fuera del vientre materno, pero no lo dejaron nacer. El bebé argentino que a inicios de mes salvó de morir gracias a que los médicos de un hospital público se negaron a cumplir la sentencia de la Corte Suprema de Buenos Aires, fue finalmente “ejecutado” en una clínica privada, donde a nadie le importó su avanzado estado de gestación.
En los primeros días de agosto, los médicos del Hospital San Martín, de La Plata, se negaron a practicar el aborto y el Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Claudio Mate, confirmó que al encontrarse entonces en el quinto mes de embarazo, "cualquier práctica que se le realizara a la mujer ya no sería un aborto sino un parto inducido por lo avanzado del período de gestación".
Aunque la abuela del niño aseguró que lo cuidaría y el gobierno local ofreció apoyo económico para la joven madre, el abogado de esta humilde familia anunció a la prensa que una clínica privada –cuyo nombre no reveló– permitió concretar el aborto cuando faltaba muy poco para que la joven cumpliera seis meses de embarazo.
Un homicidio
El director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica de la Plata, Juan Carlos Caprile, deploró enérgicamente el desenlace y consideró que los médicos que practicaron el aborto cometieron "un homicidio a un niño inocente de casi 6 meses de edad formado totalmente, funcionando sus órganos, incluso el corazón que late desde los 18 días".
"Otra vez el peso de la Ley ha sido clavado, como una espada, en el corazón de una pequeña víctima indefensa, ordenando su muerte y siendo ejecutado por profesionales que se dicen del 'arte de curar' pero son realmente del 'arte de matar'", cuestionó el médico.