ROMA,
Antes de dejar Beirut, el enviado del Papa Benedicto XVI al Líbano, Cardenal Roger Etchegaray, abogó por el despliegue de todas las fuerzas de paz con ocasión del cese de fuego en la región y aseguró que tanto cristianos como musulmanes están "dispuestos a poner en ejecución todo para reconstruir juntos su país herido".
En conferencia de prensa sostenida en la Nunciatura Apostólica de la capital libanesa, el Presidente emérito del Pontificio Consejo Justicia y Paz agradeció a los que en el ámbito nacional e internacional "trabajaron denodadamente para abrir un camino, practicable en la medida en que todos, mano a mano, se comprometan a ello: Ninguno puede ser dejado de lado".
Este camino, resaltó el Purpurado francés, "es también y sobre todo un camino espiritual. Ningún esfuerzo valdrá si no se acompaña de la paz de los espíritus y de los corazones".
En su declaración al final de la visita que coincidió con las primeras horas del alto el fuego, que "debe permitir el despliegue de todas las fuerzas de paz", el Cardenal dijo que sus contactos con las autoridades religiosas y políticas le permitían testimoniar que "los cristianos y los musulmanes están dispuestos a poner en ejecución todo para reconstruir juntos su país herido".
"La paz no es el ahogo simple de los que se pelearon; es el soplo puro de una familia que cree de verdad que todos sus miembros son hermanos porque también son queridos por Dios", declaró.
Tras mostrar su solidaridad con los desplazados del sur en Líbano, "que buscan, llenos de lágrimas, para encontrar su casa y su tierra", el enviado del Santo Padre pidió a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales "no frenar, sino intensificar una ayuda que durante largo tiempo será necesaria".