GINEBRA,
La Santa Sede reiteró su convicción de que sólo el diálogo, la confianza recíproca y el mutuo entendimiento son capaces de poner fin al “círculo vicioso” de violencia en Medio Oriente cuando hoy se cumple un mes del inicio del conflicto armado protagonizado por las fuerzas militares de Israel y el grupo terrorista Hizbolá en el Líbano.
Así lo manifestó ayer en Ginebra el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Silvano Tomasi, en la segunda sesión especial del recientemente creado Consejo por los Derechos Humanos reunida para discutir la situación en el Líbano.
En su intervención, el Prelado renovó el llamamiento del Papa Benedicto XVI a un inmediato cese al fuego que asegure la ayuda humanitaria a la población e insistió en la necesidad de un diálogo que tenga en cuenta los derechos de todos los Estados y la población involucrada en el conflicto.
La Santa Sede está convencida de que el “círculo vicioso” de la violación de los derechos humanos que conduce a la inseguridad y el conflicto en el Líbano y el Medio Oriente “puede ser roto si se permite que prevalezcan la razón, la buena voluntad, la confianza en los otros, la implementación de obligaciones, y la cooperación entre las partes responsables”, dijo Mons. Tomasi.
Tras insistir en que el primer paso en la solución del problema consiste en el cese inmediato del fuego, ante todo para ayudar y proteger a la población civil y sus derechos humanos básicos, el representante de la Santa Sede advirtió que “la violencia está destruyendo un promisorio modelo de convivencia nacional” donde una pluralidad de comunidades, incluso de diferentes convicciones religiosas, “aprendieron que la única vía para vivir en paz y seguridad y para utilizar sus recursos humanos y diversidad es el diálogo y la estrecha cooperación”.
Durante su intervención, el Prelado recordó asimismo los reiterados llamados del Santo Padre al cese de la violencia, la apertura de “corredores humanitarios” de ayuda a la población civil y la realización de negociaciones razonables y responsables que pongan fin a las “objetivas situaciones de injusticia que existen en la región”.