VATICANO,
Durante una audiencia general particular, ante más de 40 mil monaguillos de todo el mundo, el Papa Benedicto XVI pidió a los jóvenes servidores del altar estar abiertos a la posibilidad del llamado a la vocación sacerdotal.
El Pontífice comenzó recordando que “hace más de 70 años, en 1935, comencé como monaguillo”; y explicó que es “el Espíritu Santo quien sostiene vuestra relación con Jesús, de manera que no sea sólo exterior”.
“Hoy, viéndoos aquí frente a mí en la Plaza de San Pedro –continuó el Santo Padre–, pienso en los Apóstoles y escucho la voz de Jesús que os dice: ‘No os he llamado siervos, sino amigos: permaneced en mi amor, y daréis mucho fruto”.
“Os invito: ¡Escuchad esta voz! Cristo no lo ha dicho sólo hace dos mil años; Él está vivo y se los dice ahora. Escuchad esta voz con gran disponibilidad; tiene algo que deciros a cada uno”, agregó.
“Tal vez –continuó– a alguno de vosotros os está diciendo: ‘quiero que me sirvas de manera especial como sacerdote convirtiéndose así en mi testigo, siendo mi amigo presentando a otros esta amistad’”.
El Pontífice exclamó luego: “Queridos monaguillos, ¡Vosotros sois ya apóstoles de Jesús! Cuando participáis en la Liturgia desarrollando vuestro servicio en el altar, vosotros ofrecéis un testimonio. Vuestra actitud recogida, vuestra devoción que parte del corazón y se expresa en los gestos, en el canto, en las respuestas: si lo hacéis de manera correcta y sin distracciones, o de cualquier manera, entonces el vuestro es un testimonio que conmueve a los hombres”.