Esta semana la cadena de cable Cinemax se unió a la campaña a favor del aborto, con la transmisión por un mes de un polémico documental que muestra el caso de una niña de nueve años que resultó embarazada en una violación y los esfuerzos de su familia por hacerla abortar.
El documental se titula "Rosita" y se basa en la historia real de una menor nicaragüense que en el año 2002 fue violada en Costa Rica y cuyos padres –con apoyo de organizaciones anti-vida– la hicieron abortar en su país de origen, cuando tenía cuatro meses de gestación.
Sin embargo, la producción distorsiona los hechos al tomar partido por los grupos que violaron la ley de Nicaragua, desconocieron la decisión de la Ministra de Salud y obviaron las recomendaciones de los médicos que entonces examinaron al menor y concluyeron que lo más recomendable era que siguiera con su embarazo y diera a luz.
Como ha ocurrido en Bolivia esta semana, los promotores del aborto en Nicaragua tomaron el caso de Rosita para promover la legalización de esta práctica. Operaron del mismo modo: no contaban con el apoyo de las autoridades, por eso burlaron la ley y facilitaron el aborto en una clínica privada.
Las productoras de la cinta, Barbara Attie y Janet Goldwater, arguyen que "Rosita," muestra la lucha de una familia contra "las fuerzas anti-aborto que quieren tomar el control de la vida de la niña y forzarla a soportar a quien la agredió", como si el bebé muerto en el aborto fuera culpable de la violación.
El documental ataca a los distintos miembros de la Iglesia en Nicaragua, el personal médico y los políticos que se opusieron al aborto.