VALENCIA,
Al celebrar esta tarde el multitudinario Encuentro Festivo y Testimonial con motivo de la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, el Papa Benedicto XVI resaltó que junto con la formación de personas libres y responsables, la familia fundada en el matrimonio tiene como una sus tares más grandes la “transmisión de la fe y del amor del Señor”.
En el Encuentro que reunió en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias a cientos de miles de peregrinos del mundo entero, el Santo Padre resaltó que la persona se realiza como tal en la entrega sincera de sí misma a los demás y que “la familia es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor”. Por ello la constante solicitud pastoral de la Iglesia por ella.
Al constatar que la familia es una “institución intermedia entre el individuo y la sociedad”, el Pontífice enfatizó que “nada la puede suplir totalmente” y que para realizar su finalidad “recibe la abundante ayuda de Dios en el sacramento del matrimonio, que comporta verdadera vocación a la santidad”.
“La familia –continuó el Pontífice– es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida. Es un bien insustituible para los hijos, que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia doméstica y santuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos”.
Al señalar que los “desafíos de la sociedad actual, marcada por la dispersión que se genera sobre todo en el ámbito urbano, hacen necesario garantizar que las familias no estén solas”, Benedicto XVI dijo que la comunidad eclesial “tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos críticos”.
Transmitir la fe y el amor de Dios